INTRODUCCIÓN
En una empresa familiar, siempre habrá momentos buenos y malos para la organización y los colaboradores. Durante una crisis, una compañía debe mostrar lo mejor de sí y evitar decisiones y comportamientos que puedan dañar su estabilidad. Una de las resoluciones que podría darse de manera intempestiva ante un error o frente a un momento complejo para los líderes o la organización es el despido de algún empleado. La siguiente fábula nos muestra con sabiduría que el dejarse llevar por actitudes o emociones, como el enojo, la ira o la frustración, puede conducir a tomar decisiones infundadas e injustas.
Se cuenta que había una vez un rey a quien sus súbditos temían por su crueldad. Este gobernante tenía 10 perros salvajes y los usaba para castigar a quienes desobedecían sus órdenes o no las cumplían según sus deseos. Un día, uno de los contadores del reino cometió un error en un informe, provocando la ira del rey, quien ordenó que lo arrojaran a los perros. El sirviente, buscando tiempo para salvarse, dijo al rey: “Le he servido fielmente por 10 años y este ha sido el único error que he cometido. Le pido que me conceda 10 días antes de ser castigado”. El rey otorgó el plazo y entonces el contador buscó al criado que atendía a los perros y le pidió que le dejara cuidarlos, limpiarlos y alimentarlos.
Luego de que pasaron los 10 días, el sirviente regresó ante el rey para recibir el castigo. Para sorpresa de todos, cuando el hombre estaba encerrado con los perros, estos se acercaron a él mansamente. Entonces, el sirviente dijo al rey: “He servido a estos perros por 10 días y están agradecidos por lo que hice por ellos. En cambio, serví a este reino durante 10 años y usted se ha olvidado de todo mi esfuerzo por un solo error”. El rey entonces se dio cuenta de lo negativo de su actitud tan radical y perdonó a su sirviente.
Un error será difícil de corregir si no se adquiere experiencia después de cometerlo, si no existe un camino para el crecimiento. El rey de la historia, sin darse cuenta, actuaba en contra de sus propios intereses: Su enojo identificaba su mandato y, seguramente, eso hacía que sus sirvientes se desempeñaran bajo el miedo y la coerción. La inteligencia del sirviente representa una lección para el liderazgo, que se debe pensar detalladamente si no se quiere dañar a la empresa familiar con decisiones radicales y sin fundamento.
ASPECTOS QUE LOS LÍDERES DEBEN TOMAR ENCUENTA AL PENSAR EN UN DESPIDO
A continuación reviso algunos de los aspectos que los líderes de una organización familiar tienen que tomar en cuenta al momento de decidir una resolución tan drástica como un despido.
Sus decisiones reflejan la cultura empresarial
Dos fortalezas que las empresas familiares han tenido históricamente son una serie de valores que les da identidad y, por otro lado, el alto grado de compromiso que logran de sus colaboradores. Alcanzar una cultura empresarial que aproveche estas ventajas requiere que el liderazgo se ocupe en ponerlas en práctica.
Actuar con valores como el respeto, la responsabilidad, la confianza, la transparencia, la lealtad, la integridad y la empatía con cada uno de los integrantes del equipo de trabajo es lo que construye la identidad de una organización. Tomar esto en cuenta no es algo menor para una empresa, ya que es ahí donde comienza su reputación. En los momentos de crisis, como un posible despido de personal, esta identidad es puesta a prueba.
Si el liderazgo no se deja llevar por sus impulsos en una destitución luego de un error de un colaborador o después de una discusión por desacuerdos, mostrará que la organización pone en el centro de su actividad el aspecto humano, más allá de un interés meramente económico. Todos podemos cometer equivocaciones, pero lo que aprendemos de ellas de manera tangible y concreta es lo que nos conducirá a un verdadero crecimiento como equipo.
El impacto de un despido en el equipo de trabajo
Ante una decisión del carácter de un despido, el líder del equipo debe tener en cuenta que las empresas familiares se guían por una planeación a mediano y largo plazo. El cuidado y compromiso con los colaboradores es parte de esa estabilidad; por ello, hay que tomar en cuenta que una destitución puede tener un impacto importante sobre el resto del equipo de trabajo.
Es común escuchar que en algunas empresas existe la tendencia a terminar de manera ríspida las relaciones laborales; sin embargo, también hay casos donde es todo lo contrario y los excolaboradores únicamente tienen buenas palabras para quienes los emplearon. Esto es un indicador de que el manejo de los recursos humanos refleja la cultura de la compañía y, por supuesto, genera una imagen de sus líderes.
La manera de enfrentar un problema con un colaborador indicará al resto del equipo cuál es la manera de actuar y de pensar del líder, así como mostrará si realmente se viven los valores de la empresa. Saber manejar estas situaciones puede darle la aprobación de su equipo de trabajo o causar una desmotivación que conduzca a una crisis mayor. Es momento de preguntarse: ¿Qué actitud han tenido hacia su organización los empleados que han salido de ella?, ¿quieren conservar las puertas abiertas o la relación ha terminado en conflicto?
Asumir la responsabilidad: Los fracasos siempre son compartidos
Reflexionar sobre la forma en que su empresa enfrenta los conflictos laborales puede ser el inicio de un replanteamiento de aspectos importantes en la cultura de la organización y su liderazgo. Cuando un colaborador parece incumplir sus objetivos o estar fuera de la armonía y de la cultura organizacional, resultará indispensable entender dónde radica la problemática. Un buen líder sabe que, si uno de sus empleados no está siendo exitoso, esa falla es también organizacional y de liderazgo.
El acompañamiento de una organización a sus colaboradores debe reflejarse en una buena comunicación de las responsabilidades de cada integrante del equipo, una constante supervisión y evaluación del trabajo hecho en conjunto, la retroalimentación sobre las distintas tareas y el reconocimiento oportuno de los éxitos individuales. Asimismo, el compromiso hacia los empleados tiene que reflejarse en la preocupación por ayudar a su crecimiento profesional, a través de una formación constante y de la oportunidad manifiesta de ascender en el organigrama.
Los despidos también son un proceso
Cuando una organización familiar busca de manera correcta la estabilidad de su equipo de trabajo, debe desarrollar oportunamente una planificación en el ámbito de las contrataciones y, por ende, de las opciones para la salida de colaboradores.
En el caso concreto de un despido, es necesario un protocolo donde la decisión se consulte con otros líderes. En este proceso, la organización debe plantearse, en conjunto y de manera objetiva, la importancia que tiene el colaborador en cuestión: ¿Se trata de un empleado indispensable?, ¿es alguien a quien volveríamos a contratar sin dudarlo?, ¿si este estuviera presentando su renuncia, trataríamos de retener su talento?
Un verdadero líder no parte de la ira o de la frustración para decidir un despido. Una decisión que puede alterar el ambiente laboral de manera tan importante debe contar con una serie de prescripciones que sean conocidas por el colaborador, el departamento de capital humano, los accionistas de la empresa, el consejo de administración y los líderes familiares.
A veces la separación es inevitable
Una empresa puede intentar conservar a su equipo intacto, pero también habrá situaciones donde la única posibilidad sea la separación justificada y, en ocasiones, necesaria del colaborador o directivo. Al suceder eso, el camino del diálogo siempre será lo adecuado para todos.
Cuando una compañía realmente tiene un sentido humano, serán el respeto y la justicia la medida para alcanzar convenios ante una separación. Es muy importante que las empresas en la actualidad desarrollen la empatía y, dentro de los acuerdos contractuales, sean cada vez más comunes aspectos como indemnizaciones justas, planes de ayuda para su reincorporación al mercado laboral y seguimiento oportuno de los aspectos emocionales de los implicados, siempre que el colaborar o directivo despedido sea una persona honesta, responsable y viva los valores de la organización.
Ninguna empresa familiar está exenta de enfrentar estos momentos de conflicto. Tome en cuenta todo lo que un proceso de separación y probable despido dicen sobre su organización y liderazgo: Convierta esos momentos de crisis en oportunidades de crecimiento y de mejora, fortaleciendo su cultura organizacional.
Los clientes más importantes son los propios empleados. Primero cuida a los empleados y luego a los clientes.
Ian Hutchinson •